ENFOQUES TRADICIONALES DE LA HISTORIA: HISTORIA NACIONAL
Mitre y los orígenes de la historia documentalista en Argentina
Mitre comenzó a analizar el pasado argentino de manera erudita, con un criterio científico,
una visión de totalidad y siendo parte de los sucesos, ya que fue uno de los forjadores del
presente inmediato que analizaba. Su enfoque de la historia se basó en el estudio de
documentos y escritos depurados por la crítica, así como en elementos testimoniales de la
tradición. Era, sobre todo, un análisis político, centrado en los problemas de la Constitución
y la progresiva institucionalización del Estado, su surgimiento y la consolidación de la
autoridad.
Su trabajo partía de la crítica a la masa documental, creando el culto al héroe, y sostenía
que la historia argentina estaba aún por hacerse. Además, Mitre fue pionero en iniciar una
escuela de investigación en el país con un método y un concepto más definidos de la
historia.
Por otro lado, Vicente López basaba su producción literaria en grandes ideas generales,
utilizando las similitudes y analogías del colorido local y la resurrección dramática de los
tiempos. Se dejaba guiar más por la tradición y el testimonio oral, exacerbado por el
porteñismo, con una visión aristocratizante, falta de sustento heurístico y carente de método
científico. Su enfoque se concentraba casi exclusivamente en los hechos políticos, y
consideraba que la historia argentina ya estaba hecha.
El revisionismo histórico
La principal característica del revisionismo histórico era la reivindicación de Rosas, la crítica
a Sarmiento y la defensa de los caudillos federales y los colonizadores españoles. Estos
historiadores buscaban las raíces de la dependencia en la historia, tomando como tema el
imperialismo británico y su relación con Argentina, a partir del intervencionismo, la
dependencia y la entrega del país a los capitalistas ingleses. Eran defensores de un
nacionalismo hispanista y católico.
La renovación de la historiografía argentina
La renovación historiográfica comenzó a finales del gobierno peronista, impulsada por un
grupo renovador que se organizó debido a la dificultad de acceder a cátedras actualizadas
en historia social y nacional en las universidades, especialmente en Rosario y Córdoba,
donde prevalecía la historiografía tradicional, poco receptiva a los cambios. Estos
historiadores promovían una relectura de la historia nacional desde una perspectiva
científica, en diálogo con las ciencias sociales y las corrientes renovadoras de la
historiografía internacional, como el estructural-funcionalismo norteamericano y la escuela
de los Annales.
Profesionalización, consensos, debates y ampliación del territorio temático
"La nueva escuela histórica", surgida a finales de los años 60, fue considerada como la
primera escuela impulsada por un conjunto de historiadores que consolidaron los canales
académicos. Se dio prioridad a la recolección de documentos mediante una crítica rigurosa,
utilizando un conjunto de técnicas ya establecidas. Se delimitó el campo de estudio,
separando la historia como conocimiento científico de la literatura como narrativa. También
se comenzó a utilizar una metodología específica para la historia, con un énfasis en la
objetividad, lo que permitió integrar a los historiadores en un campo común y estabilizar las
reglas del oficio.
Finalmente, se monopolizó el ejercicio de la crítica y el disciplinamiento de la práctica
histórica, mediante los cuales el conocimiento podía ser puesto en duda. Esto permitió la
profesionalización de la historia, el surgimiento del historiador profesional y la creación de
nuevos espacios institucionales, consolidando una imagen del historiador en conflicto con
otras visiones disponibles en la misma época.
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